Reposados los espectros enhuellaban
examinados de lejos a sus anchas.
Sin destinos, ni enlutamiento
Monarcas eran ya conocidos.
¡O! ¿porque habrán residenciado
estas sombras tras el mobiliario?
Es cuando nuestros bienes adornaban
en aquella luz que no parpadeaba.
refugio abierto a los tribales
¿cuál era el destino de los males
que vagando nos enseñaban?
Ahora escondidos en mansiones
todos ignoran, nadie quiere, ni ve;
transportar ahora es el destino
de lo que una vez reprendimos.
¡Ay pesar de mi alma!, lo que yo he visto
cuanto amo se ha entenebrecido,
porque nuestros herederos han fornido
aquel albergante que nunca debieron.
Su dominio ya no es el espacio
ni el cielo, ni viento, ni callado;
hoy en las sempiternas almas se ocultan
y agradecen el hueso de Satanás.
Éste ha engañado la tranca de la puerta
pesada de amor, instrucción, también calor,
del calvario, de la oposición y llantos,
de la redención que con sangre aseguramos.
Aquellos ya no se ven en las calles
no hay quien los distinga ocultos;
pobre del destino, de los sueños,
y pobre de los que más amamos.
Reclamo liberación, en el nombre del Señor.